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Especial dedicatoria a...

Marie-Noëlle Gonthier

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Marie-Noëlle Gonthier

Paisajes

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Desde el 17/09/2012 hasta el 15/01/2013
Los sufistas dicen que la visión de un lindo paisaje no causa solo deslumbramiento y placer sino también deseo ya que el sujeto no logra fusionarse con el objeto de su contemplación…. Un deseo que sería ante todo nostalgia - un grado del “presentimiento divino” - puesto que para quien “se acuerda” y remonta hacia la raíz de su ser, se produce en efecto la fusión del objeto y del sujeto.
Marie-Noëlle Gonthier estudia en la Escuela de Bellas Artes de Lyon, donde aprende primero el grabado pero se dedica más tarde al collage. Se beneficia de una beca de estudio y una residencia de dos años (1996/ 1997) para trabajar  en la Casa Velásquez en Madrid. Hoy en día vive y trabaja en Savasse en la Drôme.
El collage ha ido dando paso a unas “materias pictóricas” de jugos coloreados y de pastel. Con la serie de los Libros de Horas, unas figuras surgen de  fondos de colores refinados que evocan los frescos de Giotto. Más adelante aparecen líneas de horizontes que parten el espacio entre colinas o lagunas y el cielo inmenso; son los paisajes de la “Tierras de sombras”, “Amanecidas del mundo” y  “Matutinas”.
Asimismo realiza los raspados de árboles, las huellas de cortezas sobre lavis que van a formar la serie Elegías. Para otras series el artista suele preferir el trazado a la impronta para afirmar mejor una presencia. La serie reciente Cinabrio conjuga los rojos y sus matices en unas composiciones suntuosas.
Mi trabajo vacila  esencialmente entre pintura y collage. Mis series más recientes son más  “figurales” que en el pasado; a veces evocan, por su propósito o su hechura, el Quatroccento o el Renacimiento. Sondeo el misterio del “ser al mundo” ya que según Henri Maldiney, la dificultad relacional  de Ser es la misma entre  el arte y el existir y lo genuino del arte es  alumbrar al Ser.
Trabajo de apertura del espacio y de génesis de la luz que nos permite la presencia al mundo; búsqueda alentada por un anhelo profundo, una nostalgia del origen de la que hablan, cada cual a su modo, tanto Kandinsky como la mística sufí o los pintores chinos con lo que llaman “ i”, advierte el artista.   
Marie-Noëlle Gonthier, cuyo magnífico trabajo descubrimos este verano en la Galería Artenostrum en Dieulefit (Drôme), pisa huellas trazadas entre el cielo y la tierra, cercano y lejano, sombra y luz, visible e invisible, para tratar de restituir la espesura del mundo y el enigma del Ser. Como en la obra de Anna-Eva Bergman que ofrece, nos parece, una similitud de percepciones y de sensibilidades, nos brinda la sutileza de las profundidades reunidas del Tiempo y del Espacio.


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