Un acontecimiento va a transformar la pintura de Roman Kames y, más profundamente, su vida. Un primer viaje al Ladakh en el Himalaya indio en 1992. De regreso a París, el arte de Roman Kames cambia de orientación. Cubre sus antiguos lienzos con la arcilla que recogió en el río Indus. De ahora en adelante el artista pinta glaciares, monzones, arenas movedizas, soles (Surya en hindi) y lunas (Chandra), y montañas. Son las montañas del Ladakh, en la Himalaya occidental a donde regresa el artista cada año para pintar - las más veces unas témperas sobre papel himalayo (poshok) - y para exponer y organizar allí talleres de pintura para los niños. Roman Kames suele exponer desde mediados de los años 80. Sus armonías cromáticas inéditas traducen sobre este soporte los juegos de la luz, las transparencias movedizas de los rayos del sol o de la luna, las superficies centelleantes del hielo, las variaciones infinitas de los colores que calientan o enfrían unos paisajes inmaculados, a veces diminutas aperturas hacia lo infinito en masas casi opacas. Se maravilla el ojo abierto del artista, abierto como se tienden las manos en forma de cáliz hacia una ofrenda inestimable. Kames transmite y comparte.
Cuando está en Francia, Roman Kayes vive y trabaja en Alfortville (en el sureste de Paris). Actualmente el pintor pasa unos tres meses al año - una temporada - en el Ladakh, en busca de una conversión a la vez artística y espiritual. Su taller está en casa del lama-poeta Konchok ; él da clase de pintura a los niños paharis, ladakhis y tibetanos exiliados. ¡ Paisaje mental, paisaje real ! ¡ La arena que fluye entre sus dedos en un puñado va elevando la duna ! Es así es y todo cumplido.
Le agradecemos a Terry Haass quien nos hizo descubrir el hermoso trabajo de este artista y quedamos convencidos de que usted tendrá placer en descubrirlo.