2. Artistas y existencias
3. Victor Brauner
4. Biografía

Notas de biografía

Víctor Brauner nace en Pietra Neamtz (Moldavia, Rumania) en 1903. Su padre es adepto al espiritismo y el niño queda marcado por la atmósfera de la ”pequeña ciudad a orillas del río”. Asiste, a escondidas, a sesiones de espiritismo organizadas por su padre. En 1907, una revueltas campesinas violentas provocan la huida de la familia Brauner a Hamburgo. A principios de la guerra de los Balcanes (1912), la familia se exilia a Viena. En 1914, vuelve a Rumania por el Danubio.
El joven Víctor empieza a pintar en 1917 mientras asiste a las clases de la escuela evangélica de Braïla y se apasiona por la zoología. Dos años después, se matricula en la Escuela de Bellas Artes de Bucarest pero muy pronto le expulsan siendo sus trabajos considerados escandalosos. Victor Brauner asiste a los cursos de la Academia libre de Bucarest. Se establece por un tiempo a orillas del Mar Negro donde pinta “paisajes cezanianos”. En 1924 Brauner funda, (junto con otros artistas, entre ellos el poeta Ilarie Voronca con quien va a colaborar largo tiempo), la revista “75 H.P.” en que se publica el manifiesto de la ”Picto-Poesía“ y posteriormente la revista “Punct”. La “Casa de Arte” de Bucarest organiza una primera exposición personal de su trabajo en 1924.
Por primera vez, en 1925, Brauner viaja a París donde pasa dos años, descubriendo en particular las obras de Giorgio de Chirico. De vuelta a Bucarest colabora con la “Unu”, una revista dadaista y surrealista que publica sus pinturas y dibujos. En 1928 es cuando Victor Brauner se orienta decididamente hacia el surrealismo. Sus pinturas evocan un mundo inquietante, poblado en gran parte de extraños personajes y animales benévolos o amenazantes.
En 1930 el artista se instala en París; encuentra a Brancusi que le inicia a la fotografía, traba amistad con el poeta rumano Benjamin Fondane y con Yves Tanguy. En 1932 se afilia al surrealismo y al año siguiente encuentra a André Breton y René Char. El artista se lanza en la acción social de critica a la sociedad burguesa representada con los rasgos monstruosos de un tal “Señor K”. Su primera exposición parisina, con prólogo de André Breton, se organiza en la Galería Pierre (Loeb) de París en 1934, seguida, de forma constante, por numerosas otras. Aparece, en 1931, un tema que se volverá obsesivo en la obra de Brauner, el del ojo enucleado. En sus lienzos, sus bocetos, sus dibujos desde entonces figura repetidas veces el ojo perforado, traspasado por astas, tirado al suelo o depositado en la palma de una mano. ¿Premonición? En 1938, Victor Brauner pierde el ojo izquierdo en un altercado que opone Oscar Domínguez a Esteban Francés.
A falta de poder sobrevivir en París, Brauner retorna a Bucarest en 1935 hasta 1938 cuando regresa a París. Vive entonces en casa de Tanguy, en la Cité Falguières después. Entre 1939 y el inicio de la guerra, la obra de Brauner está en el periodo de las “Quimeras” o de los “Crepúsculos”. Enfermo, se refugia en los Basses Alpes y experimenta el procedimiento de la pintura de cera que, por su aptitud a los aplats, le induce a rechazar la tercera dimensión. Este periodo puede considerarse como capital en su evolución ya que va a determinar toda su obra futura. Dicha técnica adquiere para el artista el valor de una alquimia esotérica y desde entonces él elabora un repertorio de personajes hieráticos imaginados para contar los episodios de su mitología personal. Se proclama el “emperador del reino del mito personal” e inicia, en 1947, el ciclo autobiográfico de las “Onomatomanías”, periodo marcado por la duda y el dolor. En 1965, Brauner realiza las series famosas “Mitologías” y “Fiestas de la Madre” que brindan al contrario la visión de un universo fabuloso, alegre y fantasioso. Expone, a final del año en el Stedelijk Museum de Ámsterdam.
En 1966, Victor Brauner representa Francia en la Bienal de Venecia.
El artista muere en París en marzo del mismo año.

« S’il s’agit de se cacher dans quelque chose, le mieux c’est dans un chien, parce qu’on dit : c’est un chien et c’est fini, il n’y a pas de problème ». Victor Brauner

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